jueves, 20 de marzo de 2008

Algunos comentarios sobre la Semana Santa

La semana Santa conmemora, no con rigor cronológico, sino en forma simbólica, los más grandes e importantes misterios de la religión Católica. Recuerda la pasión, sufrimiento, muerte y posterior resurrección de Jesús, quien es el eje de toda religión cristiana. Junto con ello, con su sangre derramada expía los pecados de la humanidad, y sella una alianza nueva y eterna con el hombre por siempre jamás, hasta el día de su segunda venida y el juicio final.
Para quien exprese ser Católico, la magnitud y trascendencia de esta conmemoración no debería ser superada por nada, porque prácticamente TODO el sentido de la religión que profesa, ocurre en esta semana que se conmemora cada año. Más importante que la anunciación, más que la natividad, más que el retiro en el desierto y más que el posterior ascenso a los cielos. Tenemos primeramente la cena, episodio retratado magistralmente a lo largo de la historia; es en la cena donde se sienta la base de lo que es por esencia el ritual católico: la eucaristía. A través de ella, el catolicismo se suma a una antigua lista de religiones teofágicas, en que la carne y la sangre de cristo se encuentra presente en el pan y el vino, y que la constante devoración de su carne y sangre renuevan este pacto de tracto sucesivo. Seguidamente nos encontramos con su pasión y sufrimiento en su vía hacia el calvario, (de lo cual tanto rédito económico obtuvo Mel Gibson), estaciones que más que sobrecoger por su crueldad y abuso, deberían llevar a la reflexión de todo lo que Jesús fue capaz de hacer por la humanidad. Seguido de esto encontramos su muerte, y finalmente el gozoso misterio de la resurrección de entre los muertos.
El ritual Católico recuerda siempre que tanto amó Dios al mundo que envió a su hijo unigénito, para perdón y redención de pecados, más allá de todo el dolor y humillación que habría de padecer de parte de los mismos seres a quienes venía a redimir. Por ello, si alguien se considera católico, debe este fin de semana recogerse, meditar y reflexionar sobre este extraordinario misterio.
Todo lo que he descrito es aquello que, desde mi perspectiva de lo que debe ser la adscripción a una religión, mas o menos debería sentir o pensar un católico que se precie de ser tal, en esta más que trascendental fecha para el mundo de la Iglesia de Roma.
Ahora bien, en nuestro país en que un 69,96% (censo 2002) de la población se declara "católico", ¿como se vive el recogimiento que merece el acontecimiento más importante de la historia cristiana? Pues bien, salvo aquel margen de error que pueda existir, y a quien de antemano ofrezco disculpas, la inmensa mayoría de los católicos chilensis sólo ven en esta fecha la oportunidad de descansar, rememorar el verano que recién se fue, viajar, emborracharse, irse de juerga, organizar fiestas, y una serie de actividades que poco o nada tienen que ver con el significado de esta fecha...ah! pero no comen carne (!) Se pasan el fin de semana santa en Buzios, pero no comen carne, porque son muy católicos. Esa es una de las incoherencias e inconsecuencias más absurdas que me ha tocado ver. Para quien se considere católico, no puede hacer otra cosa este fin de semana que no sea reflexionar sobre el significado y sentido de cada uno de los días que componen la semana santa.
Sobre la costumbre, absurda, de no comer carnes rojas, hay mucho que decir. Lo primero y más obvio es que no tiene fundamento bíblico ni dogmático. Es una costumbre, y como tal, es díficil determinar sus orígenes exactos. Sin perjuicio de ello, es posible afirmar que la idea original consistió en una penitencia de ayuno, que en principio pudo haber sido total, y posteriormente parcial, aspirando a la no ostentación, a una alimentación frugal, sólo lo justo y necesario para sobrevivir. Otras variables pueden agregarse también, como por ejemplo que las carnes rojas eran de difícil acceso a la población, no así el pescado, y por lo tanto comer carne era un acto de derroche no propio con la solemnidad de la fecha. Otra variable a considerar es que los hombres del medioevo creían que los peces se generaban espontaneamente en el mar, que no nacían de otro ser vivo, por tanto estaban lejos de la idea de la muerte.
Muchas cosas se pueden decir, pero el fundamento de no comer carnes rojas no se encuentra dentro de la fe católica. distinto es el deber de ayuno, de penitencia, de recogimiento, los cuales son mucho más amplios que el simple hecho de comer carne.
Los peces, para quien no lo sepa, son seres vivos al igual que las vacas y cerdos, por lo tanto el argumento de que no se puede comer carne por la muerte de Jesús es absurdo, ya que, salvo los medievales, estamos contestes en que tanto vacas como peces deben morir para ser consumidos. También se señala que es por la forma en que murió Jesús, derramando su sangre, que no se debe comer carnes rojas, ya que el pez no derrama sangre para ser consumido. Pues bien, frente a eso sólo puedo decir que si existiese un ranking de las peores formas de morir, a la muerte por desangramiento le sería díficil estar por sobre la muerte por asfixia que experimenta un pez al ser sacado del agua, así que el argumeto de la forma de morir no me parece convincente.
Por último, para quienes señalan que no se puede comer carne y punto, les recuerdo que los peces también están hechos de carne, no de arena o vegetales, así que el hecho de que la palabra carne se halla sustantivizado para designar a las carnes rojas, principalmente de vacuno, no significa que haya desaparecido el significado normal de la palabra carne. Llegar a otra conclusión llevaría a afirmar que un vegetariano sí come pescado, porque no es carne. Absurdo.
Para reafirmar mis planteamientos, recurriré precisamente a la voz de la Iglesia Católica. En este link http://www.clarin.com/diario/2007/03/29/sociedad/s-01389748.htm es posible leer una entrevista a una autoridad católica argentina, en la cual señala que "nadie se irá al infierno si come carnes ese día, (porque) lo importante es cumplir con el espíritu de sacrificio y de caridad", y que "no vale nada comer pescados y mariscos costosos, porque lo que vale es el sacrificio y la abstinencia o comer poco, valorando la esencia del espíritu".
Una pregunta ¿es un DEBER comer pescados y mariscos en esta época? Evidentemente no, pero nuestra sociedad de consumo nos impone el deber de hacerlo, y de no hacerlo somos bichos raros que todos miran con admiración y cierto desprecio, del mismo modo que establece el deber de hacer regalos en navidad, y comer mucho chocolate durante la Pascua de resurrección. Con este último fenómeno me quiero quedar.
Domingo de Pascua. ¿por qué Pascua?, Pascua se asocia con "paso", la Pascua judía conmemora la liberación del pueblo judío desde Egipto, desde que el ángel del señor asesina a cada primogénito varón egicpio, y ello da lugar a la venia del Faraón para dejarlos partir hacia la tierra prometida. Nuestra Pascua celebra el paso de la muerte a la vida, el ascenso de Jesús desde el mundo de los muertos al de los vivos. Jesús vence a la muerte, y con su muerte sella la nueva alianza de Dios con el hombre. Sin embargo, el dios capital ha sido más fuerte, y de alguna manera hoy este acontecimiento se ha vuelto en una indiscriminada ingesta de chocolate en sus más variadas formas. Si yo fuera una autoridad católica me preocuparía bastante, ya que estos niños a quienes se engorda a punta de chocolates en Pascua, y se cubre de regalos en Navidad, sin que se les explique ni por si acaso el verdadero sentido de esas fechas, el día de mañana será un adulto que tendrá hijos, y que dificilmente podrá explicar un sentido que nunca conoció. Sólo podrá transmitir el mensaje del individualismo y del consumismo, los cuales hace rato dejaron atrás el mensaje del viejo dios cristiano.
Para finalizar, debo aclarar que no me he vuelto de pronto en un defensor de la fe católica, o de la semana santa. Yo tengo muy claro que la mitología cristiana es una copia de muchas otras prexistentes, por lo tanto la idea del dios que muere y resucita al tercer día no tiene nada de nueva. Sólo me interesa demostrar cuan debilitada se encuentra, y cuan falsos son todos quienes se dicen católicos, y que pretendiendo serlo desprecian a quienes tienen ideas distintas (o simplemente tienen ideas). El mostrar cómo la hipocresía, el individualismo y el consumismo se han vuelto los nuevos dogmas de hoy, de como quienes critican a los librepensadores desde el sitial de su creencia son tan inconsecuentes y necios que ni siquiera saben en qué creen, o por qué lo creen. No se queden en las formas ¡la forma sin fondo no sirve! Preocupémonos de ser buenas personas y de hacer el bien a nuestros semejantes. Sólo de esa forma Católicos y no Católicos haremos de este mundo un mejor lugar para vivir.

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