30 de enero de 2008, día que a contar de hoy será de veneración para un grupo pequeño, pero muy poderoso, de personas. Es el día que los "Legionarios de Cristo" recordarán como el de ascenso a los cielos de su "padre fundador", el sacerdote Marcial Maciel Degollado.
Sin embargo, para otro número de personas quizás mayor, pero definitivamente menos poderoso, será recordado como el día en que murió sin pagar un hombre que hizo profundos daños a mucha gente. Y a diferencia de los genocidas, se lo hizo a gente que creía en él ciegamente, y todo "en nombre de Dios".
Juan José Vaca, antiguo legionario y hoy profesor en Nueva York escribió una carta demoledora de 12 páginas a Maciel. "En esa noche usted me arrancó mi virginidad masculina... Usted empezó el abuso aberrante y sacrílego que duró 13 años", decía el firmante, obligado a permanecer en la cama del fundador de los Legionarios de Cristo cuando el muchacho tenía 13 años. Para leer la carta en texto completo, se encuentra disponible en
Esta carta fue firmada por ocho ex Legionarios de Cristo que fueron víctimas de abusos sexuales propinados por Maciel. Evidentemente, la respuesta de sus fanáticos fue que esos eran hombres del demonio, que venían a enlodar la honra de un hombre santo, de un ángel con forma humana.
Estas denuncias dieron lugar a una investigación que contó con abundante prueba de cargo, contra la cual sólo se argumentaba la "maldad" de los denunciantes. Como siempre, a la razón se oponía la irracionalidad y el fanatismo. Sin perjuicio de ello, el Vaticano se las arregló para prolongar artificialmente el proceso en contra de Maciel durante años y años. Ello fue posible gracias a la abierta y por todos conocida afinidad del Papa polaco con la persona del fundador de los Legionarios, la cual se manifestó impudicamente en un acto en que Marcial Maciel celebró 60 años de sacerdote en el Vaticano, acto al cual asistieron Juan Pablo II y el secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano.
El 19 de mayo de 2006, con un Maciel ya viejo e incapacitado para cumplir penas aflictivas, Benedicto XVI finalmente publicó el veredicto, casi 10 años después de la presentación de la denuncia en el Vaticano: En un comunicado, la Santa Sede no especificó si había concluido definitivamente que las denuncias eran auténticas, pero debido a la avanzada edad de Maciel, de 86 años, y a su deteriorada salud se había decidido no iniciar un proceso canónico a gran escala en la Iglesia. Las acusaciones incluyen el delito de absolutio complicis, lo que según el derecho canónico, de ser cierto, implica la excomunión latae sententiae, que no necesita promulgarse, sino que es automática. Maciel fue "invitado" a retirarse a "una vida reservada de oración y penitencia y a no cumplir con su ministerio público".
No tiene nada de extraño que la Iglesia encubra a pedófilos. Lo preocupante es que este pedófilo en particular es un lider, y lider de una facción que agrupa a individuos en extremo poderosos, cuyo poder y dinero perfectamente pudo comprar su impunidad.
En su defensa, los Legionarios señalaron que "Con el espíritu de obediencia a la Iglesia que siempre le ha caracterizado ha aceptado este comunicado, con fe, con total serenidad y con tranquilidad de conciencia, sabiendo que se trata de una nueva cruz que Dios, el Padre de Misericordia, ha permitido que sufra y de la que obtendrá muchas gracias para la Legión de Cristo y para el Movimiento Regnum Christi".
En fin, Maciel ya ha muerto. Algunos lo recordarán como un monstruo, otros como un santo. Y como el dinero puede comprar santos y silenciar disidencias, puede ser que algún día veamos sorprendidos su canonización, roguemos a San josé María Escrivá de Balaguer por ello.
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